sábado, 27 de febrero de 2016

El VIH-2, la cara invisible de la Inmunodeficiencia Humana

¡Queridos lectores!

  Pese que estemos bien adentrados en el 2016, cualquier excusa es buena para estrenar el ViroBlog además ya sabéis nunca es tarde si la dicha es buena y más aún si es para lanzar un nuevo artículo. Aquí os lo dejo ¡Espero que os guste! =)
 
El virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) engloba el VIH-1 y el VIH-2. Suele utilizarse de manera indistinta VIH-1 o VIH para referirse al VIH tipo 1, ya que la incidencia de éste es mucho mayor que la del VIH tipo 2. Ambos virus son especies que pertenecen a la familia Retroviridae, subfamilia Orthoretrovirinae y al género Lentivirus.

En los bosques de la actual Guinea-Bissau, alrededor de 1940, cuando era una colonia portuguesa, un cazador se enfrentó a una manada de monos mangabeyes grises (Cercocebus atys). Matóa unos cuantos y se llevó sus cadáveres para comer su carne. Al descuartizarlos, la sangre de los monos se convirtió en una bomba biológica para la especie humana, ya que al entrar en contacto con la sangre del cazador, el virus de la inmunodeficiencia simia (VIS) que infectaba a aquellos animales, saltó de especie. 

Los mangabeyes portaban el VIS, que se trasmitió de esta especie a los humanos para convertirse en el virus VIH-2. El VIS es un retrovirus que no es patógeno para los simios a los que infecta. El mangabeye habita las selvas costeras desde Sengal hasta Costa de Marfil, por lo que el VIH-2 se extendido por África occidental (Figura 1).

Figura 1: Monos mangabeyes grises (Cercocebus atys) y su distribución en África occidental.
 https://www.flickr.com/photos/stefankoeder/7297296776

En el año 1985, en el Hospital Le Dantec de Dakar se demostró la presencia de un patrón atípico de respuesta de anticuerpos frente al VIS en un grupo de prostitutas senegalesas. En 1986, el investigador francés François Clavel había identificado por primera vez el VIH-2 en pacientes con sida procedentes de África occidental. 

El virión es esférico, dotado de envoltura y con una cápside proteica troncocónica. Su genoma son dos cadenas idénticas de ARN monocatenario (diploide) por lo que según la clasificación de Baltimore pertenece al Grupo VI. Los genomas del VIH-1 y VIH-2 son muy similares. La organización genética del VIH-2 presenta una serie de regiones: 5’ LTR, gag, pol, región central, env- 3’ LTR. La región central contiene cinco genes reguladores muy relacionados con el VIH-1 (vif, nef, rev, tat y vpr) y un sexto denominado vpx, específico del VIH-2, que interviene en la replicación vírica. En el caso de VIH-1 el gen específico es vpu (Figura 2).

Figura 2: Diferenciasmorfológicas entre VIH-1 y VIH-2. Tomado de F. Damond, 2003.
http://www.jle.com/fr/revues/vir/edocs/le_virus_de_limmunodeficience_humaine_de_type_2__261596/article.phtml?tab=images

Entre los genes gag y pol del VIH-1 y del VIH-2 hay un grado elevado de homología de secuencias (60%), siendo más baja para el gen env (40%). El VIH-2 presenta una homología del 75% con el VIS.

El VIH-2 se transmite más difícilmente por vía sexual que el VIH-1 (aproximadamente unas cinco veces menos), incrementándose la posibilidad de infección con la edad, lo que sugiere la necesidad de exposiciones repetidas a las prácticas sexuales inseguras. Algo similar ocurre con la transmisión vertical, ya que ésta aparece sólo en un tercera parte de las mujeres embarazadas no tratadas, demostrando muchos estudios que la transmisión es extremadamente rara (0-4%). No obstante la principal vía de transmisión es por contacto con sangre infectada y tiene una gran vinculación entre personas que mantienen relaciones heterosexuales. 

VIH-2 presenta una mínima tasa de destrucción de CD4, siendo menos agresivo que VIH-1, que explica sin duda que el potencial evolutivo sea más lento. El periodo de latencia clínico es notablemente más largo que VIH-1, por lo que lleva más tiempo en evolucionar a un cuadro sintomático.  No obstante, puede provocar sida a largo plazo.

Estos datos se traducen en que la infección por el VIH-2 causa una menor tasa de mortalidad (Figura 3). No obstante, más de un millón de personas están infectadas por el VIH-2. La expansión se da también a menor velocidad, limitándose, normalmente, a personas originarias de las áreas endémicas de donde nació (África subsahariana), pero poco a poco escapa de sus fronteras.
Figura 3: Curva de Kaplan-Meier, donde se compara la probabilidad de sobrevivir sin desarrollar sida en pacientes infectados por VIH-1 y VIH-2. Tomado de AIDS Rev, 1999.
 http://www.jle.com/fr/revues/vir/e-docs/le_virus_de_limmunodeficience_humaine_de_type_2__261596/article.phtml?tab=images

El reconocimiento de la infección por el VIH-2 sólo puede establecerse de modo definitivo por métodos de laboratorio, ya que las manifestaciones clínicas no son específicas en ningún estadio de la enfermedad. Para el diagnóstico se utilizan técnicas directas que detectan la presencia de partículas víricas o antígenos del virus, y técnicas indirectas que persiguen demostrar la presencia de anticuerpos específicos frente al VIH-2. Se deben utilizar técnicas que permitan diferenciar infecciones por uno u otro tipo de VIH, e infecciones dobles. Cuando la cantidad de virus en sangre es baja éste es prácticamente indetectable, por lo que se comete un sesgo del VIH-2, es decir, en muchos casos está “infradiagnosticado”.

La mayor parte de los casos de VIH-2 radican esencialmente en África occidental, en países tales como Guinea-Bissau donde la prevalencia es muy elevada, Cabo Verde, Senegal, Costa Marfil, Gambia, incluso también destacan países como Malí, Ghana, Sierra Leona, Liberia y Nigeria. Además, la presencia de VIH-2 en ciertos países lejanos al foco original, tales como Angola, Mozambique, India, Brasil o Cuba se atribuye a las relaciones comerciales marítimas que re remontan a la antigua época colonial y concretamente a aquellas áreas gobernadas por Portugal (Figura 4). Según las cifras de la Organización Mundial de la Salud, el VIH-2, ha matado a unos 35 millones de personas en todo el mundo.

Figura 4: Distribución mundial de los casos positivos de VIH-2. Tomada de A. Treviño, 2013.
 http://esmateria.com/2013/09/23/el-sida-que-nadie-conoce/

Hasta finales de 2012, se habían registrado en España un total de 279 casos de personas infectadas por VIH-2. De esas 279 personas, 220 de ellas eran procedentes del África Occidental, 45 de ellos eran españoles, siete portugueses, cuatro latinoamericanos, un indio, un francés y un marroquí. En el caso de los españoles, los infectados son, según su frío perfil estadístico, hombres heterosexuales de unos 40 años de edad.

La lucha contra el VIH-1 es una prioridad mundial. Sin embargo, no ocurre lo mismo con el VIH-2. Es el virus olvidado. 

Los pacientes con el VIH-2 son anecdóticos, pero en su sangre se pueden esconder algunos secretos que faciliten un tratamiento o una vacuna contra su virus mellizo, mucho más contagioso y patógeno, el VIH-1, para el que VIH-2 puede dar claves interesantes sobre su patogenia. La mayor parte de los pacientes con VIH-2 están infectados pero no desarrollan sida. Estudiar por qué el VIH-2 produce menos sida que el VIH-1 podría ser un avance hacia vacunas o nuevos tratamientos. Los últimos datos recogidos de Senegal sugieren que la infección por VIH-2 ofrece una protección parcial contra la sobreinfección por el VIH-1.

Se puede observar un incremento constante en el número de casos de infección por VIH-2 en España, si bien la velocidad de expansión no es elevada. La infección sigue ampliamente confinada a inmigrantes provenientes de regiones africanas donde la epidemia es endémica, por lo que el aumento en el número de casos bien podría corresponder a un incremento en la inmigración originaria de dichos países y, de forma contraria, a un incremento de la migración por parte de los profesionales que pertenecen al sector de ONGs o Médicos Sin Fronteras, entre otras entidades, que realizan su trabajo en los países africanos donde el VIH-2 es más prevalente.

Existen una serie de limitaciones para valorar la sensibilidad antiviral del VIH-2. De una parte, como ya se ha citado, hay serios problemas para monitorizar la viremia plasmática por el VIH-2; además, la mayoría de los pacientes infectados por el VIH-2 viven en el oeste de África, en países en los que el tratamiento antiviral no está ni siquiera instaurado para el VIH-1. Todavía no podemos aclarar cuál es el momento en que se debe iniciar el tratamiento, cómo y cuándo se debe monitorizar la respuesta y qué pacientes serán candidatos a la realización del ensayo de resistencias genotípicas; además, para estos aspectos, no se pueden extrapolar los conocimientos adquiridos sobre VIH-1.

Ha de ponerse de manifiesto la necesidad de desarrollar guías terapéuticas adecuadas para esta enfermedad que conlleven una mejor aproximación a la infección por VIH-2 y un mejor manejo del paciente infectado por esta variante. En general, hay un gran desconocimiento relativo al VIH-2 y se publican pocos estudios en este ámbito, probablemente por el número muy inferior de personas afectadas respecto al VIH-1 y a su vez, por la baja capacidad económica. Por decirlo de una manera resumida, el VIH-2 no es tan buen negocio como el VIH-1.

Por: Ismael Román Moreno, Máster en Virología - Universidad Complutense de Madrid